lunes, 25 de abril de 2016

La respiración

Contigo aprendí a respirar y
alcancé el éxtasis....
sustituía el aire puro de tus
flácidos, débiles, atrofiados
e insuficientes tejidos
y estructuras prematuras,
cambiando oxígeno por carbono
de irritante pureza
y naturaleza  no patológica.

Aprendí a inhalar y expulsar
 los impolutos aromas
que no contaminan
ni maculan la sangre
ni envejecen el rostro.
No lastiman los nervios
ni excluyen la percepción
de los sentidos,
ni la respuesta
de reflejos aprendidos por
el cuerpo señorial,
elegante y magistral
que me enseñó a respirar
en el ejercicio del amor

Te vuelvo a respirar
y  consigo
 el  fresco aliento
de un cuerpo inerte
de una virgen,
inocente criatura,
movida por la bravura
sin pecados cometidos,
sin censuras aberrantes
sin lamentos ni quejidos.

Este acontecimiento
que te vuelve loca
te toca las entrañas
y te mojas toda
te envuelves en mi piel
y  te  sonrojas
se  te crispan los vellos
se alborotan los cabellos
y se  levantan  las  puntas
de tus rosados pezones.

Te respiro porque eres
el vapor que mueve
la máquina biológica
de mi  pensamiento
que necesita
el calor de tu cuerpo
y pretende  que te vuelves
un ser de la rutina
de espurias  mañas
un ente sin rostro
una figura extraña
exagerada y sin talla
que engaña
que oculta la verdad
que crea mentiras
en definitiva un ser
que no puede ser.
Sin embargo se impone
el aprendizaje natural
y al final la figura y el genio
de una larga cabellera
que recubre la sutil silueta y
refuerza la sonrisa
de una irritación sensacional.

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