jueves, 5 de julio de 2012

Elecciones en Venezuela

Tiempos difíciles están por pasar en la Venezuela petrolera del siglo XXI.  Otrora etiquetada  como democracia modelo del continente, hoy se aproxima a un evento crucial que definirá,  no sólo su prestigio de país independiente y soberano,  sino las ventajas de amplias prerrogativas de libertad de pensamiento para un pueblo acostumbrado a expresarse en  lo que quiera sin sentirse subalterno de nadie. Dos modelos que conforman los 180 grados de separación, se disputan las preferencias de los ciudadanos, sin los matices intermedios que despolarizan el debate político y que se ausentaron desde hace nucho tiempo de la sociedad venezolana. La realidad de dos propuestas antagónicas de conducción que nos llevan inexorablemente a nuevas premoniciones de enfrentamientos, cuando la nación reclama unidad de propósitos, visión común de los problemas y soluciones concertadas. Por un lado la oferta socialista de un modelo totalitario, inspirado en el paradigma cubano, carente de libertades absolutas y enemigo del sector privado de la producción. Por la otra la democracia plural, militada por una diversidad de partidos y de organizaciones sociales que aspiran el rescate de valores y principios de libertad y soberanía, que hoy lucen duramente golpeados por un régimen autocrático y  demoledor de la institucionalidad.

Tiempos que se hicieron difíciles, cuando el Presidente rompió el equilibrio de poderes en su afan de alcanzar el mando absoluto. Maquilló el aparato público nacional con la creación del poder moral y del poder electoral,  con la consecuente y descarada actitud tutora del ejecutivo sobre la totalidad de las instituciones públicas de la nación. Se vale de su condición de Jefe de Estado para que sus ordenes se cumplan, sin chistar, sobre todo en el estamento judicial de la républica. Pretende alcanzar un nuevo periodo de mando para terminar de pulverizar el estado de derecho y crear un estado comunal que liquidaría las gobernaciones y alcaldías, como entidades primariaas de gobierno local. Un presidente que utiliza las ventajas del poder para descalificar y deshabilitar a sus contrarios y que desprecia a quienes no comparten su visión de futuro

Tiempos de esperanzas cuando aparece la figura de un joven político dispuesto a desafiar el grosero y desconsiderado  ventajismo de poder que usa el gobierno. Vilipendiado por su condición de familia inmigrante judía y de violador del derecho internacional por su supuesta participación en la toma de la embajada cubana, en los hechos del golpe de abril. Acusado de representar a la oligarquía criolla y al imperialismo yanki, es calificado  de sujeto peligroso para los logros de la revolución; lease misiones. En fin una sarta de mentiras que muchas veces repetidas no han logrado desvincular a Capriles Radonzki de los sectores más pobres y menos favorecidos del electorado venezolano