miércoles, 15 de junio de 2016

Otra del terrorismo..

De un tiempo a esta parte, muy poco se ha hecho  para  frenar a los terroristas  que ahora mantienen bajo sus designios y  en pánico permanente a los territorios libres y democráticos del planeta.  Además someten con sus caprichos siniestros a  las principales metrópolis del hemisferio occidental, en una modalidad perversa de guerra no convencional contra los países del primer mundo, donde, además, se ha instalado el entrenamiento de jóvenes para las células del terrorismo, en las últimas décadas.  NewYork, Madrid, Paris, Brucelas, -entre otras-, han sido el target sobre el que han apuntado los dardos criminales del fanatismo islámico, causando daños irreparables con actos genócidas al desaparecer a miles de  seres humanos en pocos minutos (caso de torres gemelas),  amén de los daños psicológicos a gente inocente, especialmente  niños que son atacados o usados como escudos  en sus propias aulas de clases.

Ahora se incorpora el Estado de la Florida, a la larga lista  de  localidades  de concurrencia  masiva, que son atacados por el sectarismo suicida de grupos fundamentalistas. Un fanático que, -oculto tras la venda de la fe religiosa, la homofobia o cualquier otra perturbación mental-, decide acabar con las  esperanzas de todo el que se atraviese en su insólito propósito de convertir en un infierno, lo que, horas antes, fue un encuentro de sana convivencia para las organizaciones sociales que asume los desafíos de reclamar las garantías de género para ciertos  grupos,  sin más limitaciones que su propia voluntad y el respeto al derecho ajeno.

Siempre aparecen rendijas por las que se cuela el crimen organizado.  Descuidos fatales que convierten el entretenimiento en tragedia. Sombras que sirven de burladero a los peones del mal. Rincones en los  que se amontonan los seguidores de un anacronismo ideológico. Seres robotizados para actos irracionales que obedecen a la animalidad como formato de conducta. Una desgracia alimentada por insumos de guerra suministrado por la misma sociedad, que ahora exige la revisión de la legalidad  de arsenales en manos particulares y sin control. Un fanático a quien la barbarie  le dirige su apariencia humanoide y lo transforma en una fiera  salvaje que golpea, debilita y destroza la vida civilizada, intentando imponer sus falsas ideas y su patológico instinto bestial.

Las victimas de esta desgracia, mayoritariamente inocentes, no distinguen entre terrorismo islámico o terrorismo doméstico; El común de la gente lo que siente es miedo al transitar por las calles y a vivir bajo la amenaza permanente de organizaciones o individualidades entrenadas para matar en nombre de preceptos morales, éticos  o religiosos. Las doctrinas no pueden primar sobre la condición humana, ni sobre los principios de libertad y soberanía de las naciones. La religión es un asunto particular de cada quien; una opción que se toma o se deja,  pero que no puede aplicar castigos irracionales ni bajo ninguna circunstancia violar las normas de los paises. En pleno siglo XXI ocurre la peor  masacre de ataque terrorista en suelo norteamericano, después del 9/11. Inaudito que la primera potencia económica y militar del universo no haya dado solución de continuidad a un terrorismo muy activo y  provisto de militantes suicidas, que se revientan con el estallido de las bombas, o con metralletas o rifles de repetición como el que, presuntamente, usó el terrorista que atacó la discoteca la madrugada del Domingo en Orlando, Florida. En esta ocasión hubo 49 personas muertas y más de 50 heridas,  en un hecho calificado  como el peor ataque de arma de fuego contra una multitud en la historia de los Estados Unidos.