miércoles, 28 de mayo de 2014

EL RETROCESO

Los últimos hechos noticiosos son de naturaleza violenta con saldo de muertos, heridos, destrozos de bienes y edificios públicos aquí en la capital y en  el interior del país. Alteraciones del orden provocadas por  la exacerbada polarización entre los que denuncian el fracaso del régimen y los  que magnifican el éxito del Socialismo.. El Presidente y el alto gobierno encienden los motores del aparato represivo del estado y embisten contra una disidencia desarmada. Esta vez  con una desmesurada e intensiva operación  militar para frenar las marchas pacíficas de estudiantes y de ciudadanos organizados del  este de Caracas, Valencia, Barquisimeto, Mérida y, con más contundencia y popularidad, San Cristóbal. En circuitos electorales de alta densidad poblacional y controlados por la oposición,  el gobierno satanizó  y  criminalizó  la protesta y, por supuesto, lesionó  la libertad de expresión. Según los especialistas se obvió la presunción de inocencia y el legítimo derecho a la defensa en la condena de los alcaldes y en la convocatoria y ejecución de elecciones vía express, ordenadas por el TSJ. En opinión de los que protestan, el socialismo del siglo 21 es un boleto gratis, en primera clase, de retroceso al siglo pasado. Un viaje contra natura, excesivamente largo, de 15 años que se han perdido desmontando el régimen político liberal-burgués, echando al basurero un exitoso modelo gubernamental de avanzada y de aplicación universal, que tuvimos sin aspavientos de importancia en la cuarta república. So pretexto del protagonismo y la participación ciudadana, los comunistas critican el origen burgués de la democracia, luego descalifican sus bondades y, al final, apuntan sus baterías destructivas contra el sistema político de garantías y libertades más completo de todos los tiempos. Hoy día, democracia representativa y perfectible conformada por poderes autónomos e independientes para  absolver o condenar administrando justicia bajo la égida del derecho, -no hay. Democracia para aprobar, derogar o modificar las leyes sin doblegar ni delegar su natural función legislativa, -tampoco hay.  Democracia para  investigar, debatir y resolver asuntos de amplio interés nacional, amparados en la inmunidad que otorga la constitución de la república, -no hay. Democracia con autoridad plena y suficiente para dictar sanciones políticas, administrativas y penales a todos los poderes del estado, -tampoco hay. Tal cual ocurre en todo el país, NO HAY seguridad ni empleo ni alimentos ni papel ni medicinas ni alcanza el sueldo ni la pensión ni los cupos de cadivi ni pasajes en avión NI MUCHO MENOS DEMOCRACIA. Comparando el sistema de antes con el de ahora, observamos que la obsolescencia del socialismo estriba en que amplía y profundiza hasta el exceso las atribuciones del poder ejecutivo, extremamente omnímodo y presidencialista por tradición. Este socialismo desarrolla  conductas de un  fetichismo militarista, al que honra con la obediencia y sumisión de los civiles frente al desafío de las amenazantes armas del estado. Pontifica  y santifica las virtudes del primer mandatario, exaltándolo desde el nivel de  lo humano y lo divino hasta entronizarlo más allá del bien y del mal. Jerarquiza los deseos, caprichos y actos voluntarios del líder por encima de  la constitución y la ley. Entre el buen humor y los exagerados trastornos de la psiquis colectiva del venezolano, nunca falta la patología social del culto a la personalidad, un anacronismo de los regímenes opresivos y totalitarios para venerar  y adular al caudillo de la revolución. El socialismo del siglo 21 arrasó con todo.  Acabó con el consejo supremo electoral y en su lugar apareció un novedoso y cuestionado PODER ELECTORAL, que asume la dirección total de los procesos comiciales en el territorio nacional y que se  arroga la potestad supervisora en los sufragios sindicales, estudiantiles, gremiales y todo lo que tenga que ver con el voto como método selectivo, tanto en el área pública como la privada.  Suprimió también  la fiscalía y la contraloría, cuyos titulares eran escogidos entre intelectuales comprometidos en la lucha contra la corrupción, que  hoy día  sigue siendo el ícono más representativo del latrocinio que impera en las dependencias públicas del país. Surge entonces el PODER MORAL, la infalible trilogía ética integrada por el defensor, el fiscal y el contralor  que  tampoco alcanza el objetivo capital de sanear la administración, por causa del patibulario vicio comunista de la solidaridad automática entre camaradas. El socialismo del 21 es un proceso demagógico porque, a pesar de la probidad incorruptible del discurso, ha permitido que la mala praxis administrativa  haya  alcanzado el rango alarmante de desorden nacional.  Nadie  se atreve a explicar que cada vez que sube el petróleo ocurre una espantosa ruina de las finanzas públicas. Normalizado el mercado de hidrocarburos, cesa la abundancia de dinero y el desbarajuste desaparece.  Para mayor desgracia en esta ocasión la crisis se tragó el más asombroso ingreso de recursos fiscales del que se tenga registro en la historia contemporánea de Venezuela. Algunos estiman en el millón de millones de dolares el acumulado de estos 15 años de revolución.  Los teóricos del proceso más  la izquierda trasnochada,  pretenden modificar  la historia. Intentan borrar de la memoria colectiva nacional los escandalosos  vicios del proceso y  hasta cambiar la estructura genética de la familia libertadora, añadiendo elementos extraños en el nuevo retrato del padre de la patria, con fines propagandísticos y electorales. Esta élite intelectual aspira imponer un sesgo doctrinario que responda por el control absoluto sobre la población y, obviamente, convertir al socialismo en el modelo que regula  las relaciones económicas de trabajo y producción, y el garante de  la perpetuidad de la dictadura del proletariado como forma de gobierno en Venezuela.  Así lo revela el contenido de los textos de distribución gratuita y lectura obligatoria en las escuelas primarias.  Es un proceso inviable ya que  la visión destructiva del socialismo opera en sentido contrario al de una robusta y  moderna democracia,  productora de calidad de vida, de  buena educación para todos y que, además,  reconoce en la escolaridad  el vehículo de movilidad social por excelencia..De esta manera las universidades nacionales autónomas, de prestigio global, de comprobada calidad curricular y de actualizado perfil científico y tecnológico, reciben en sus aulas a todos los jóvenes venezolanos con aptitudes para el éxito, único requisito para acceder a la educación superior.  En el curso de más de 4 décadas, la democracia representativa que regía la nación desarrolló un proyecto de reforma del estado para acabar con la venalidad de magistrados y jueces, despedir a los incompetentes administradores de los bienes del estado, revocar a parlamentarios que incumplan sus responsabilidades y, en general, un estudio para adecentar la función de los poderes públicos en todos sus niveles, echando a la calle a los burócratas ineptos y corruptos a través de la figura jurídica del referendo.  El estudio de la comisión para la reforma del estado abarcaba un espectro muy extenso entre lo que destacaba la gerencia pública, la rendición de cuentas, la aplicación rigurosa de sanciones previstas en las leyes y, en sentido más amplio, la descentralización y el fortalecimiento de un estado federal con funciones y actividades generadoras de recursos propios, verbigracia la creación de la hacienda pública regional.  La reforma del estado fue engavetada y tristemente olvidada tras el  fallido golpe del 92. A partir de ese momento toma cuerpo la idea de la Asamblea Nacional Constituyente que culmina con la constitución del 99 y este gato encerrado del socialismo y el PODER POPULAR que no aparecen, -ni textual ni soterradamente-, en la Carta Magna vigente. Hoy los medios reseñan las alteraciones del orden público que vive la nación y los venezolanos demandan, -entre ruidos  estridentes y escandalosas consignas-, más libertad y democracia. Los habitantes del país sufren la debacle letal de combinar escasez,  inflación, inseguridad y desempleo, las 4 válvulas que regulan la presión de una olla en ebullición a punto de estallar.  En el socialismo del siglo 21,  -perverso para unos y oportuno para otros-, hubo una secuencia rápida de cambios para que todo quedara igual o peor que antes. Ahora se repiten las mismas mañas, vicios y malas costumbres de la Cuarta República y se aprovecha la experticia chapucera  del puntofijismo en la tarea de operaciones fraudulentas, seguras  y sin rastros que puedan incriminarlas.  En este escenario político, social y económico los golpes son fuertes, seguidos y hasta fatales. El sector privado de la economía ha llevado la peor parte; casos de expropiaciones sin fórmula de juicio, confiscación de bienes sin indemnizar a sus legítimos dueños, cierre de medios saltándose la legalidad del concesionario, exageradas medidas sancionatorias por faltas leves sin derecho a pataleo. La mitad de los electores intenta comprender la política revolucionaria del gobierno, mientras que el toque mágico para enderezar al país es EL EQUILIBRIO DE PODERES, paradigma de la democracia representativa que  revocaba mandatos de elección popular y destituía hasta presidentes. Es necesario restaurar el equilibrio, único garante de los derechos definidos en la constitución de la república, sin transgredir el texto con interpretaciones que contradicen el propósito, espíritu y razón del constituyente.
                                                                                           TIPS

 Buscando en historias recientes encontramos al Dr. Ramón Escobar Salom, con la constitución en la mano y echando al Presidente Pérez de Miraflores. En el socialismo del siglo 21 el preso hubiera  sido Escobar  y no Pérez. De manera expedita Salom hubiese sido condenado a 30 años por una lista interminable de delitos.
                                                                                               OTRO TIP

De nada valen los exagerados ingresos petroleros si tenemos que pedir préstamos al fondo chino, que no es otra cosa que la versión socialista del FONDO MONETARIO INTERNACIONAL. Per se el dinero asiático no es malo, pero SI las desapercibidas pretensiones chinas de controlar a PDVSA.

martes, 20 de mayo de 2014

Política Salarial

La inamovilidad laboral y el aumento del salario mínimo en un 30% son los anuncios más importantes que, a comienzos de Mayo, decreta el presidente en línea con los objetivos políticos de ese proyecto inviable, obsoleto y demagógico, denominado socialismo del siglo XXI. El porcentaje del ajuste salarial desinfló las expectativas de los trabajadores y desarticuló las aburridas concentraciones públicas en las que nadie se atrevió a explicar a la clase obrera, -Cuándo, Cómo y en Qué-, se pudo malgastar en los últimos 15 años cerca del MILLÓN DE MILLONES DE DOLARES (1,000,000,000,000.oo U. S. $). Quince años que transcurren con el más asombroso ingreso de recursos fiscales del que se tenga registro en la historia contemporánea de Venezuela. Con ese chorro de divisas aparecen nuevos ministerios, se multiplica la burocracia, se crea la banca pública, se renueva la flota vehicular y de aviones del estado y se repotencia cuanta cosa lleve el sello de propiedad estatal. Sin embargo todo esto es muy poco para poner a circular tanto dinero. Indigestada por el esceso de recursos la tesorería colapsó y el régimen no tuvo tiempo de formular planes y proyectos, ni mecanismos de distribución y manejo de los fondos extras; no atendió a las demandas de asistencia en territorios vulnerables de la geografía nacional ni socorrió a los segmentos poblacionales en emergencia permanente, enfilando sus baterías de ayudas hacia un tárget totalmente equivocado. Sin planes ni proyectos y sin voluntad política para una respuesta inmediata, lo fácil sería guardar esa fortuna en una cuenta secreta de algún paraíso fiscal del planeta. La Quinta República comenzó, entonces, como un proceso sui géneris que sorprendió a sus propios protagonistas. Entre los repentinos acontecimientos y lo fugaz de las noticias se coló una súbita y extraordinaria entrada de dinero al Banco Central, producto de los altos precios petroleros en el mercado energético mundial. En ausencia de la legítima autonomía del banco y al amparo de que el fin justifica los medios, hubo una pésima repartición de esa riqueza que se diluyó en el camino, y se heredó entonces del pacto de punto fijo el hábito de delinquir con operaciones seguras y libres de rastros que las incriminan. Despilfarro, fraude, apropiación indebida, contratos, comisiones y cuentas secretas, conforman el abanico de prácticas delictivas exclusivas del círculo íntimo del Jefe de jefes. Obvio que el resto de los privilegiados opte por el soborno, el chantaje, el tráfico de influencias, la gestión clandestina y, en fin, por la corrupción de poca monta, la que, paso a paso, se convierte en el ícono que mejor identifica esta vergonzosa tragedia nacional. De casi nada han servido los exagerados ingresos petroleros sino para ayudas y acuerdos con gobiernos extraños en detrimento de los aliados históricos y clientes seguros de los hidrocarburos venezolanos. Igualmente de muy poco sirven los abultados ingresos petroleros si tenemos que recurrir en prestamos al fondo chino, que no es más que la per versión socialista del fondo monetario internacional. De nada sirve esta medida sobre el salario sino se genera una reacción en cadena que multiplique los desarrollos productivos por todo el país, impulsando el crecimiento económico endógeno y creando empleos estables y bien remunerados para nuestra juventud. Expuesto el preámbulo, analicemos el aumento de sueldos.. Un aumento salarial que anula la productividad, frena el crecimiento, acelera la inflación, incrementa la escasez, minimiza las reservas internacionales, estimula el desempleo y, por si fuera poco, que también devalúa la moneda nacional: EL BOLIVAR,... es un disparate. Se aplica el refrán de peor el remedio que la enfermedad. Un aumento que ni el gobierno ni los particulares pueden pagar, so pena de que el pueblo saturado de tributos asuma la carga extra de la nómina del estado. Un aumento que, no obstante los aditivos de buenas intenciones que lo edulcoran, es portador de una dosis letalmente tóxica para economías en terapia intensiva como la nuestra. Un aumento que muy poco ayuda a los asalariados y que, -según fedecamaras-, es un paliativo emocional de ficticias sensaciones satisfactorias que desaparecen a la brevedad. Alzas en los pasajes, aumentos en las medicinas, cobros exagerados en los servicios de la casa, incrementos en los precios de los alimentos y eliminación por lo extremadamente caro del ocio cultural y recreativo, son resultados inmediatos de un aumento más imaginario que real, magnificado por los efectos psicológicos un spot publicitario, que se repite hasta el cansancio en los medios impresos, electrónicos y audiovisuales de cobertura nacional. Urge convocar una emergencia económica y financiera que detenga la espiral inflacionaria que destruye y arrasa el ingreso monetario de la familia, que se traga el ahorro de los compatriotas más débiles y desmejora el confortable nivel de vida que todavía tienen algunos venezolanos. El gobierno debe estimular la producción de bienes y servicios de calidad, desactivando los controles burocráticos y garantizando la seguridad jurídica de la propiedad privada. El ejecutivo debe retroceder en su conducta burlona de la expropiación que, además de inconstitucional, es una medida sancionatoria que espanta la inversión extranjera. La República está obligada a facilitar el acceso a las divisas para la importación de insumos industriales, de productos terminados no elaborados en el país, de los sofisticados e inteligentes adminículos de última generación requeridos por la investigación, la ciencia y la tecnología. Estas rectificaciones del oficialismo, -entre otras confesiones de equívocos-, serían más que suficientes y acabarían de inmediato con la ESCASEZ, elevarían los INVENTARIOS a la altura de distribuidores y mayoristas, llenarían los ANAQUELES con infinidad de rubros y marcas, bajarían los PRECIOS a niveles de costos y, finalmente, frenarían sin estridencia y con poco esfuerzo el perverso fenómeno de la ESPECULACIÓN.