sábado, 5 de julio de 2014

La Protesta


Casi caen en el olvido las imágenes, rostros y  nombres de los mártires de la protesta. Casi todos olvidan la exagerada circulación de textos, audios, fotos y vídeos que daban la vuelta al mundo a través de los medios impresos, audio-visuales y electrónicos. La idea era escandalizar con la denuncia, -a nivel de instancias  internacionales-, sobre la supina ignorancia del gobierno de Nicolás Maduro. Según la opinión de los guarimberos ni el Presidente ni el gabinete tienen el IQ mínimo requerido para enfrentar con éxito la crisis que casi destruye al país.  Los 10 mandamientos que la oposición denomina EL DECÁLOGO DE LA INCOMPETENCIA DE MADURO, son asuntos que necesitan de mucha voluntad política, de asistencia rigurosamente técnica, de tratamiento detallado de cada caso particular y de amplia experiencia en la formulación del  diagnóstico y presentación de posibles soluciones a los problemas. Temas delicados que requieren del manejo inteligente de datos confidenciales y secretos, de una competente e imaginativa gerencia pública, y del absoluto liderazgo del Jefe de Estado. Para Maduro, El Decálogo no es más que una  agenda golpista de provocaciones premeditadas, que declara la GUERRA ECONÓMICA contra su gobierno. El Presidente reacciona, localiza y desarticula el conspirativo plan que intenta derrocarlo. Lanza entonces la GRAN OFENSIVA ECONÓMICA para derrotar a los enemigos de la patria.  No obstante aparece una fisura en el chavismo que amenaza con fracturar la unidad del partido. Figuras claves hacen públicas sus criticas al gobierno y ponen el dedo en la llaga: las debilidades de Maduro.  Para el destituido ministro Giordani lo que ocurre en el gobierno es una dolorosa falta de liderazgo.  A Maduro le quedó grande la presidencia y demasiado floja la jefatura de la revolución, -dice Giordani. No tiene ni carisma ni don de mando ni criterio propio para dirigir las políticas de un estado socialista,  -remató el ortodoxo y viejo marxista, maestro y tutor de las ideas económicas de Hugo Chávez. Por su parte Héctor Navarro, otrora ministro y hombre de confianza del fallecido Presidente,  pone a rodar una misiva en la que endurece su posición en defensa de Jorge Giordani, a quien considera el más respetado conductor de la teoría y práctica de economía política de la revolución bolivariana.  Maduro se encoleriza y dice que son izquierdistas trasnchados; un par de fracasados, desleales, traidores y tontos útiles de la derecha, que le hacen el juego a la contra-revolución.  Bueno éllos son rojitos y se entienden... Me explico si en vez de Nicolás Maduro hubiera estado Hugo Chávez, tanto Jorge Giordani como Héctor Navarro estuvieran limpiándose el paltó. Y el decálogo de la oposición estaría en cero, hecho trizas y rodando por el suelo. El poder comunicacional de Hugo Chávez hubiera resuelto el pleitico en un santiamén. En un dos por tres hubiese puesto a Maduro, Giordani y Navarro en un fuera de lugar. Difícil para Maduro que le está echando un camión de voluntad. Más sin embargo, la calle se enfrió y todos acordaron,  -en sorprendente comunicación telepática-, suprimir la tristeza y asumir el olvido, -como la vía express-, del retorno expedito a la actividad productiva y a la rutina doméstica de todos los días. Resultó exagerada entonces la infeliz afirmación de que la escasez, la inflación, el desempleo y la inseguridad eran las cuatro válvulas que regulaban la presión de una olla cerrada y en ebullición a punto de estallar. Ni la olla explotó ni el gobierno cambió. Mientras tanto casi caen en el olvido las imágenes, rostros y nombres de los mártires de la protesta. Casi nadie recuerda el llanto inconsolable de la madre que, en medio de enormes dificultades, ahora padece la ausencia insustituible del hijo sostén del hogar. Ni se acuerdan del entrañable dolor de uno de los consortes de la pareja, generado por la trágica ruptura de la unidad conyugal. Tampoco tienen memoria del callado sufrimiento del padre y de la familia que, -en tan mala hora-, perdían todas sus esperanzas, sueños y alegrías. Nadie rememora la tristeza silente del joven estudiante a quien apartan de su hermano, caído en forma absurda, premeditada y alevosa en una emboscada criminal de colectivos armados. Casi nadie intenta evocar el solidario sentimiento del incondicional compañero, que despidió hasta el sepulcro a uno de sus más cercanos amigos. A estas alturas ya nadie se acuerda de aquellos nefastos acontecimientos, o ¿será que la rabia represada rebasará los límites de la tolerancia, para derramar sobre la calma de la nación, todo su visceral descontento? No faltarán los convocantes a nuevos eventos y, por supuesto, delegarán en cualquier asomado el reto de la responsabilidad. El pescueceo pujará por aparecer en los noticieros de  internet, radio y/o televisión. El  centimetraje ganado en los periódicos y  los minutos de la  TV, no son  por amor ni a la patria ni al arte, los créditos de los medios sirven para reclamar puestos de importancia en el partido y/o el gobierno, si fuera el caso. La protesta, -para los NINI-, resultó banal y ahora cuesta mucho reagrupar una oposición dispersa, a la deriva, sin liderazgo y demasiado débil en  su menú de ofertas y promesas a corto plazo.  La oposición política venezolana,  -al igual que el papel toilet, el desodorante, el agua y la luz, la harina pan, la leche, el aceite y las medicinas-, desapareció hace mucho tiempo y casi nadie la consigue. ¿Será que una protesta vale tanta desgracia? Hubo muertos de lado y lado. El Gobierno Bolivariano, -de original membresía cívico-militar-, ha permanecido alerta con el aparato represivo encendido, listo para embestir contra otra multitudinaria protesta, pacífica y sin agendas ocultas. Una y otra vez, los motorizados de los colectivos armados, -al estilo de la barbarie genocida del submundo hamponil-, activan sus operativos de guerra que atacan, frenan y disuelven manifestaciones estudiantiles, en flagrante violación de los derechos humanos y ante la indiferencia cooperante de los agentes de la seguridad y el orden público. Para la juventud que sueña con un territorio de progreso y libertad, estos acontecimientos no son más que una prolongada pesadilla. Una aventura fantástica del realismo mágico; o una pieza literaria al estilo de la prosa maravillosa del GRAN GABO (1927-2014), PREMIO NOBEL de las letras (1982). Para los políticos profesionales esto es un accidente histórico. Un tour con boleto gratis y retorno abierto, -en primera clase-, que VADE RETRO al siglo pasado. Un viaje contra natura, excesivamente largo, de 15 años que se han perdido desmontando el régimen político liberal-burgués. Al mismo tiempo que echan al basurero de la historia, un exitoso modelo gubernamental de avanzada y de aplicación universal, que funcionaba, -sin aspavientos de importancia-, en la cuarta república. So pretexto del protagonismo y la participación ciudadana, los oficialistas critican el origen burgués de la democracia, luego descalifican sus bondades y, al final, descargan sus odios destructivos contra el sistema político de garantías y libertades más completo y civilizado del planeta, a lo largo de todos los tiempos.La Protesta