domingo, 26 de julio de 2015

Todo el mar

Mar de Adícora…

Pronósticos del mar
de un mar de fondo
de  un mar tendido
de  un mar de leva
de  un mar picado
mar de Adícora.

Se  pensó  completar
el  hábitat del mar
los moluscos del mar
los corales del mar
a los peces del mar
mar de Adícora.

Se pensó activar
a un silente mar
a un pasivo mar
a un tranquilo mar
a un sereno mar
 mar de Adícora.

Se pensó cultivar
a la flora del mar
a la fauna del mar
microbiótico mar
en el inmenso mar
mar de Adícora.

Se pensó rescatar
las sirenas del mar
los piratas del mar
de los mitos del mar
las leyendas del mar
mar de Adícora.

Se puso a soñar
en un mágico mar
un fantástico  mar
un fabuloso mar
un infinito  mar
mar de Adícora.

Se puso a besar
sólo olas del mar,
sin retorno del mar
sin  el beso del mar
se despidió del mar
mar de Adícora.
.
Se puso a llorar
lágrimas del mar
recuerdos  del mar
nostalgia del mar
se olvidó del mar
mar de Adícora.



viernes, 17 de julio de 2015

La Historia de El Hato

Se  fue HÁROLD.

A nadie le gusta este tipo de notificaciones… pero la contingencia de la naturaleza humana nos enseña que son inevitables. Nos sorprendió sobremanera la mala noticia del súbito deceso del amigo, pariente y vecino del casco central del  pueblo, HÁROLD LÉIDENZ.

Un coterráneo, -de los pocos románticos que quedaban en este mundo-, que se enamoró de  su lar nativo; que se dejó cautivar por la fuerza del viento, por el radiante sol y por las noches de luna llena; que se dejó seducir por los cujizales, las tunas y  los rastrojos secos del desolado sabanal;  que se dejó encantar por  la dulzura del DATO (Stenocereus Griseus), el espinoso fruto de los cardones de El Hato. Su etapa juvenil la cultivó en el terruño, sus pasos hollaron el agreste  monte y ahora sus despojos quedarán sembrados para siempre en el cementerio parroquial, el memorial histórico de la población.

En los momentos más adversos del entonces caserío, -con largas fallas en los servicios de agua, luz y vialidad-, mientras otros huían de las dificultades, HÁROLD se instaló en El Hato. Edificó su hogar basado en principios teologales como la fe, la  esperanza y la caridad; y valores humanos como el respeto, la tolerancia, el perdón, la gratitud y el amor al prójimo.  Educó sus muchachas, a tenor de las buenas costumbres, con el objetivo de que cada quien culminara sus  estudios universitarios y desempeñara  con éxito su carrera profesional; así también levantó sus muchachos para que se prepararan del mismo modo y lucharan por un caserío moderno, naturalmente privilegiado por su buena ubicación geográfica y con excelentes servicios públicos, tal cual debería ser.

HÁROLD, resultó ser un parroquiano de buena formación familiar, que se nutrió de las ideas vanguardistas de democracia y lucha social, es decir de las herramientas políticas para alcanzar los más altos standares de vida productiva, que la gente tanto necesita. Todo el tiempo hizo causa común con los pobladores que aspiran transformar el vecindario en una pequeña ciudad.… una entidad rural con costumbres y usos urbanos; un cambio de la obsoleta mentalidad campesina por una avanzada conducta ciudadana.

El Hato se lamenta, -en esta hora aciaga de la familia Léidenz-, por la partida prematura de un hijo de pensamiento crítico y voluntad de servicio, como HÁROLD. Un paraguanero de mucha calidad humana, que en los últimos tiempos desarrolló, -en colaboración con la iglesia católica-, un voluntariado de laicos comprometidos. Los momentos finales de su existencia los aprovechó para compartir con los de la casa y asesorar a los grupos  comunitarios como parte de los quehaceres diarios de un activista social.

HÁROLD, finalmente, se convirtió en un militante del glorioso partido del pueblo, Acción Democrática, donde se le estimó y apreció por ser un valioso dirigente parroquial, instruyendo a los activistas de base y funcionarios electorales de esta organización política.  Un adeco de corazón, porque adeco es adeco hasta la muerte.

A su esposa y a toda la familia, especialmente a DOMINIQUE, vaya nuestra palabra de condolencia. La paz eterna para HÁROLD y que sus proyectos y aspiraciones verán la luz de su concreción en la dinámica social del pueblo