Los últimos hechos noticiosos son de naturaleza violenta con saldo de muertos, heridos, destrozos de bienes y edificios públicos aquí en la capital y en el interior del país. Alteraciones del orden provocadas por la exacerbada polarización entre los que denuncian el fracaso del régimen y los que magnifican el éxito del Socialismo.. El Presidente y el alto gobierno encienden los motores del aparato represivo del estado y embisten contra una disidencia desarmada. Esta vez con una desmesurada e intensiva operación militar para frenar las marchas pacíficas de estudiantes y de ciudadanos organizados del este de Caracas, Valencia, Barquisimeto, Mérida y, con más contundencia y popularidad, San Cristóbal. En circuitos electorales de alta densidad poblacional y controlados por la oposición, el gobierno satanizó y criminalizó la protesta y, por supuesto, lesionó la libertad de expresión. Según los especialistas se obvió la presunción de inocencia y el legítimo derecho a la defensa en la condena de los alcaldes y en la convocatoria y ejecución de elecciones vía express, ordenadas por el TSJ. En opinión de los que protestan, el socialismo del siglo 21 es un boleto gratis, en primera clase, de retroceso al siglo pasado. Un viaje contra natura, excesivamente largo, de 15 años que se han perdido desmontando el régimen político liberal-burgués, echando al basurero un exitoso modelo gubernamental de avanzada y de aplicación universal, que tuvimos sin aspavientos de importancia en la cuarta república. So pretexto del protagonismo y la participación ciudadana, los comunistas critican el origen burgués de la democracia, luego descalifican sus bondades y, al final, apuntan sus baterías destructivas contra el sistema político de garantías y libertades más completo de todos los tiempos. Hoy día, democracia representativa y perfectible conformada por poderes autónomos e independientes para absolver o condenar administrando justicia bajo la égida del derecho, -no hay. Democracia para aprobar, derogar o modificar las leyes sin doblegar ni delegar su natural función legislativa, -tampoco hay. Democracia para investigar, debatir y resolver asuntos de amplio interés nacional, amparados en la inmunidad que otorga la constitución de la república, -no hay. Democracia con autoridad plena y suficiente para dictar sanciones políticas, administrativas y penales a todos los poderes del estado, -tampoco hay. Tal cual ocurre en todo el país, NO HAY seguridad ni empleo ni alimentos ni papel ni medicinas ni alcanza el sueldo ni la pensión ni los cupos de cadivi ni pasajes en avión NI MUCHO MENOS DEMOCRACIA. Comparando el sistema de antes con el de ahora, observamos que la obsolescencia del socialismo estriba en que amplía y profundiza hasta el exceso las atribuciones del poder ejecutivo, extremamente omnímodo y presidencialista por tradición. Este socialismo desarrolla conductas de un fetichismo militarista, al que honra con la obediencia y sumisión de los civiles frente al desafío de las amenazantes armas del estado. Pontifica y santifica las virtudes del primer mandatario, exaltándolo desde el nivel de lo humano y lo divino hasta entronizarlo más allá del bien y del mal. Jerarquiza los deseos, caprichos y actos voluntarios del líder por encima de la constitución y la ley. Entre el buen humor y los exagerados trastornos de la psiquis colectiva del venezolano, nunca falta la patología social del culto a la personalidad, un anacronismo de los regímenes opresivos y totalitarios para venerar y adular al caudillo de la revolución. El socialismo del siglo 21 arrasó con todo. Acabó con el consejo supremo electoral y en su lugar apareció un novedoso y cuestionado PODER ELECTORAL, que asume la dirección total de los procesos comiciales en el territorio nacional y que se arroga la potestad supervisora en los sufragios sindicales, estudiantiles, gremiales y todo lo que tenga que ver con el voto como método selectivo, tanto en el área pública como la privada. Suprimió también la fiscalía y la contraloría, cuyos titulares eran escogidos entre intelectuales comprometidos en la lucha contra la corrupción, que hoy día sigue siendo el ícono más representativo del latrocinio que impera en las dependencias públicas del país. Surge entonces el PODER MORAL, la infalible trilogía ética integrada por el defensor, el fiscal y el contralor que tampoco alcanza el objetivo capital de sanear la administración, por causa del patibulario vicio comunista de la solidaridad automática entre camaradas. El socialismo del 21 es un proceso demagógico porque, a pesar de la probidad incorruptible del discurso, ha permitido que la mala praxis administrativa haya alcanzado el rango alarmante de desorden nacional. Nadie se atreve a explicar que cada vez que sube el petróleo ocurre una espantosa ruina de las finanzas públicas. Normalizado el mercado de hidrocarburos, cesa la abundancia de dinero y el desbarajuste desaparece. Para mayor desgracia en esta ocasión la crisis se tragó el más asombroso ingreso de recursos fiscales del que se tenga registro en la historia contemporánea de Venezuela. Algunos estiman en el millón de millones de dolares el acumulado de estos 15 años de revolución. Los teóricos del proceso más la izquierda trasnochada, pretenden modificar la historia. Intentan borrar de la memoria colectiva nacional los escandalosos vicios del proceso y hasta cambiar la estructura genética de la familia libertadora, añadiendo elementos extraños en el nuevo retrato del padre de la patria, con fines propagandísticos y electorales. Esta élite intelectual aspira imponer un sesgo doctrinario que responda por el control absoluto sobre la población y, obviamente, convertir al socialismo en el modelo que regula las relaciones económicas de trabajo y producción, y el garante de la perpetuidad de la dictadura del proletariado como forma de gobierno en Venezuela. Así lo revela el contenido de los textos de distribución gratuita y lectura obligatoria en las escuelas primarias. Es un proceso inviable ya que la visión destructiva del socialismo opera en sentido contrario al de una robusta y moderna democracia, productora de calidad de vida, de buena educación para todos y que, además, reconoce en la escolaridad el vehículo de movilidad social por excelencia..De esta manera las universidades nacionales autónomas, de prestigio global, de comprobada calidad curricular y de actualizado perfil científico y tecnológico, reciben en sus aulas a todos los jóvenes venezolanos con aptitudes para el éxito, único requisito para acceder a la educación superior. En el curso de más de 4 décadas, la democracia representativa que regía la nación desarrolló un proyecto de reforma del estado para acabar con la venalidad de magistrados y jueces, despedir a los incompetentes administradores de los bienes del estado, revocar a parlamentarios que incumplan sus responsabilidades y, en general, un estudio para adecentar la función de los poderes públicos en todos sus niveles, echando a la calle a los burócratas ineptos y corruptos a través de la figura jurídica del referendo. El estudio de la comisión para la reforma del estado abarcaba un espectro muy extenso entre lo que destacaba la gerencia pública, la rendición de cuentas, la aplicación rigurosa de sanciones previstas en las leyes y, en sentido más amplio, la descentralización y el fortalecimiento de un estado federal con funciones y actividades generadoras de recursos propios, verbigracia la creación de la hacienda pública regional. La reforma del estado fue engavetada y tristemente olvidada tras el fallido golpe del 92. A partir de ese momento toma cuerpo la idea de la Asamblea Nacional Constituyente que culmina con la constitución del 99 y este gato encerrado del socialismo y el PODER POPULAR que no aparecen, -ni textual ni soterradamente-, en la Carta Magna vigente. Hoy los medios reseñan las alteraciones del orden público que vive la nación y los venezolanos demandan, -entre ruidos estridentes y escandalosas consignas-, más libertad y democracia. Los habitantes del país sufren la debacle letal de combinar escasez, inflación, inseguridad y desempleo, las 4 válvulas que regulan la presión de una olla en ebullición a punto de estallar. En el socialismo del siglo 21, -perverso para unos y oportuno para otros-, hubo una secuencia rápida de cambios para que todo quedara igual o peor que antes. Ahora se repiten las mismas mañas, vicios y malas costumbres de la Cuarta República y se aprovecha la experticia chapucera del puntofijismo en la tarea de operaciones fraudulentas, seguras y sin rastros que puedan incriminarlas. En este escenario político, social y económico los golpes son fuertes, seguidos y hasta fatales. El sector privado de la economía ha llevado la peor parte; casos de expropiaciones sin fórmula de juicio, confiscación de bienes sin indemnizar a sus legítimos dueños, cierre de medios saltándose la legalidad del concesionario, exageradas medidas sancionatorias por faltas leves sin derecho a pataleo. La mitad de los electores intenta comprender la política revolucionaria del gobierno, mientras que el toque mágico para enderezar al país es EL EQUILIBRIO DE PODERES, paradigma de la democracia representativa que revocaba mandatos de elección popular y destituía hasta presidentes. Es necesario restaurar el equilibrio, único garante de los derechos definidos en la constitución de la república, sin transgredir el texto con interpretaciones que contradicen el propósito, espíritu y razón del constituyente.
TIPS
Buscando en historias recientes encontramos al Dr. Ramón Escobar Salom, con la constitución en la mano y echando al Presidente Pérez de Miraflores. En el socialismo del siglo 21 el preso hubiera sido Escobar y no Pérez. De manera expedita Salom hubiese sido condenado a 30 años por una lista interminable de delitos.
OTRO TIP
De nada valen los exagerados ingresos petroleros si tenemos que pedir préstamos al fondo chino, que no es otra cosa que la versión socialista del FONDO MONETARIO INTERNACIONAL. Per se el dinero asiático no es malo, pero SI las desapercibidas pretensiones chinas de controlar a PDVSA.
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OTRO TIP
De nada valen los exagerados ingresos petroleros si tenemos que pedir préstamos al fondo chino, que no es otra cosa que la versión socialista del FONDO MONETARIO INTERNACIONAL. Per se el dinero asiático no es malo, pero SI las desapercibidas pretensiones chinas de controlar a PDVSA.
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