quienes creemos en el perdón y la reconciliación de la humanidad. Día de reflexión de
los que predicamos y practicamos el evangelio de la paz y la solidaridad. Tiempo final
para los indeseables inquilinos de este espacio vital que, -seducidos por las miserias de
una existencia irracional-, dejan a su paso las indelebles huellas de una voraz y criminal
explotación de valiosos recursos ecosistémicos. Festejo universal en el que los invitados
tienen el privilegio de absolver o condenar a inocentes o culpables; de resarcir los
perjuicios y daños causados; de derrumbar las falsas fachadas y recoger los escombros;
en fin, de recuperar el tiempo perdido con el sublime propósito de restaurar la pureza
virginal de la madre naturaleza.
……………………………. Fecha memorable para el arrepentimiento, la contrición y la elevación
celestial del perdón por la forma perversa en que nos desempeñamos como individuo,
como familia, como sociedad ó como nación. Hora decisiva para excluir las conductas
insultantes y casi siempre agresivas de nuestra personalidad; minutos eméticos para
vomitar el veneno del odio, segundos bizarros para borrar las debilidades del carácter,
é instantes ingeniosos para eliminar las vacilaciones del pensamiento en el oportuno
momento de enderezar el rumbo de la historia. Ocasión especial para excusarnos por las
carencias de amor, de respeto, de comprensión y de conocimiento que, deliberadamente,
asumimos frente a nuestros semejantes. Noche encantadora para suprimir los miedos y
tomar en propiedad los grandes desafíos del arte, de la ciencia y de la tecnología. Plazo
determinante para responder, con inteligencia y talento, a una exigente y ambiciosa
formación académica, -de pluralidad ideológica y profundidad espiritual-, como solución
de continuidad a la crisis global, que inexorablemente se ensaña con los más débiles y
vulnerables del planeta.
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