miércoles, 14 de enero de 2015

TERRORISMO Y LIBERTAD



Terrorismo Vs Libertad de Expresión


El que está dispuesto a sacrificar su vida en defensa de una idea o doctrina,  también está preparado para matar, -en los mismos términos y propósitos-, a los que militan en el bando contrario. El fanatismo es una patología del intelecto que altera la conducta  de un grupo social, que se congrega en torno a un determinado culto y que va desde la creencia religiosa, pasando por las doctrinas políticas y el fanatismo deportivo,  hasta llegar a  las absurdas ocurrencias  de cualquier criminal con material destructivo a su alcance.

El fanático es un potencial homicida que no entiende que sus derechos terminan donde empiezan los de los demás. Su enredo mental le impide ver los límites entre la barbarie y la civilización. Su carácter intolerante lo impulsa a cobrar heroicidad en un episodio salvaje y cruel de decapitar periodistas frente a las cámaras de televisión, o de acabar con  una revista francesa de humor y sátiras, CHARLIE HEBDO, asesinando a casi todos los redactores y caricaturistas en una masacre que conmovió al mundo la semana pasada. La responsabilidad de los ataques en París apunta hacia un  fundamentalismo “Yihardista”,  -Al Quaeda o Estado Islámico-,  que  critican las libertades de occidente, pero que asumen la autoría de  los vídeos macabros y espeluznantes en los que, sin fórmula de juicio,  condenan, torturan y matan a gente inocente, invocando principios religiosos.

Estiman los conocedores del asunto que el  primer objetivo es inocular el veneno de la   violencia, -propagando angustia y pánico en la Comunidad Internacional-,  y el paso siguiente sería convocar a los musulmanes, dispersos por todo el planeta, a la conformación  de  un  Estado  Islámico Universal.  Estamos en presencia de un fanatismo religioso que usa el terrorismo como fórmula política  para aniquilar al enemigo. Gente dispuesta a matar a quienes no compartan sus ideas, no importa que sean inocentes o ignorantes de la cuestión religiosa. Estos degenerados muestran sus siniestras intenciones con estos actos de espantosa maldad, que animalizan la condición humana y que pretenden destruir los valores supremos de la cultura occidental,  como el superlativo derecho a la vida y la garantía absoluta  de la libertad.  A estos psicópatas los  perturba  el odio visceral a países altamente desarrollados. Naciones de larga tradición democrática, que pasan a ser  objetivos de guerra de estos comandos del terror, que no obstante los múltiples dispositivos de seguridad, causan daños importantes en sitios claves de occidente.   Estos verdugos con serios trastornos de conducta y al margen de los fundamentos sagrados del Islam, se retrotraen a un primitivismo asombroso, cometiendo los más horrendos y atroces crímenes de lesa humanidad,  que registra la memoria histórica de los últimos tiempos.

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